+
Adiós al amigo; Pariente lo confirma
El cine colombiano se desplaza en medio de correrías y discursos rimbombantes como sonantes, que molestan al que solo quiere quietud y tranquilidad; y es que la tranquilidad es algo que no se negocia, como se negocia la carrera de taxi, la cuota de la administración del conjunto cerrado, o hasta el tinto. Bueno, para entrar en el tema, esta película es el resultado de ese cine que se ha desplazado como nómada por el desierto y que así como los vaqueros (esos de las películas de vaqueros – Western (USA)) que no encuentran dónde quedarse sino donde las cosas se las hayan ganado por la fuerza, aquí la convicción es la fuerza que hace la unión...
Y por eso esos ires y venires
que tiene cualquier persona, un director de cine santandereano también los
tiene. Claro, aquí se habla con sencillez de un artista que quizá sea uno de
los más apropiados para compartir esa sencilléz a través de sus películas. Me
refiero a Iván Gaona, el director santandereano que lleva “jugándose la vida
por el cine” desde que entró en “razón” en su paso por la UIS (Universidad
Industrial de Santander). Pues allí, en medio de ese ambiente de estudio,
invadido por la sencilléz, el joven estudiante de ingeniería de entonces se
empalmó con el Séptimo Arte. ¡El cine!
Y lo demás son sus películas...
Iván D. Gaona., nacido en Guepsa Santander
(tierra panelera) amó y ama tanto su tierra que hasta se la juega en sus películas
por actuar con su gente; gente trabajadora, de origen humilde y campesino, que
no hallaron mayor resistencia para presentarse en sus “castings”, es decir: seleccionar
los actores. Porque de Guepsa han salido verdaderos guerreros, que, -armados de
aguadepanela- salen a diario a combatir el mundo del desagradecimiento y las
malas energías… (risas). Este último dato no ha sido comprobado, pero el que visita
Guepsa puede acercarse a cualquiera de sus establecimientos comerciales (de
buena fe) porque de los otros también hay pero son pocos. Y así, Iván Gaona;
nuestro director santandereano, sigue haciendo historias con sus películas, y
si usted no las ha visto, lea este blog, hasta el final para darle alguna orientación
para su búsqueda fácil en la web y redes sociales.
Pariente lo confirma, título que hace parte de
esta entrada en el blog y que hace referencia a la nueva película recién estrenada en salas de cine de todo el país y que sin recurrir a spoliers me atrevo a
decir (como santandereano) que esta película marca el inicio de una era
desarrollada del cine colombiano hecho en Santander (Colombia´s movies made in
Santander). Es una película que sin ir tan lejos podría superar las
expectativas de quienes se acerquen con curiosidad pero sobretodo con desconfianza.
El cine colombiano se ha encargado de hacer que los expectadores desconfíen de
la “buena fe” de los que hicieron la película (risas X2).
El tema que desconsuela a las familias o las
parejas, incluso los solitarios pero de esos no hablamos en este blog (si acaso
los escuchamos.). El cine colombiano se ha dejado de mirar en el espejo pero ha
hecho sus cosas bien; me consta. Trabajar al interior de un equipo de
producción de cine, o en el equipo técnico como camarógrafo, sonidista,
vestuarista, catering, transporte, director de arte, luminotécnico y, por su
puesto, director de fotografía. Todo este conjunto de personas que trabajan y
ganan sus sustentos le apuestan a trabajar y cumplir sus objetivos, precisamente
en todo tipo de producciones. Desde las películas chistosas de fin de año y de
mitad de año (películas vendedoras), hasta en las obras maestras más selectas y
llenas de encanto; fabulosa fotografía e impecable sonido. Surge entonces la
pregunta ¿Por qué a los colombianos no les gusta su cine?
Este no es el tema de esta entrada, pero todo
este recuento se vuelve esencial para que el lector o la lectora de este blog,
sigan entendiendo cómo es que le apuesto desde el análisis a objetivos
concretos a la hora de evaluar, y escribir, para ustedes esta nueva entrada de
mi blog.
![]() |
https://www.banrepcultural.org/noticias/souvenirs-musicales-de-la-guerra-de-los-mil-dias |
Este fin de semana, Adiós al Amigo se convirtió en un fenómeno de asitencia en toda Colombia (basados en datos específicos que se refieren a una población específica y sus impactos en sus formas de consumo de cine colombiano y de las regiones).
Solo me queda por decir que el cine colombiano
que va a congregar a las familias o a las parejas e incluso a los solitarios,
es el cine que se ve, se escucha, pero
sobre todo se oye: el es cine que le gusta a la mayoría. El cine donde los actores
hablan, y lo que dicen se transforma en esa alegría y emoción que los
asistentes a la sala (¡¡de cualquier película que escojan!!) es el que les va a
decir, como buenos comerciantes (ya describí una lista de los empleos, más
arriba al comienzo de este post), no he perdido mi dinero al comprar estas
boletas. Ya es cuestión de los que hacen cine colombiano, si están dispuestos a
hacerlo; y a hacer lo que mejor saben hacer desde sus roles (direcciones,
producción, arte, etc.) ¡lo hagan, lo hagamos; Jah!Por lo demás, estimado lector, vaya y véase Adiós al
Amigo.
¡Pero primero pásese por Guepsa y diga que le vendan una aguadepanela y convídesela al de al lado o al de enfrente! ¡Y ADIÓS AL AMIGO!
No hay comentarios:
Publicar un comentario