viernes, 21 de marzo de 2014

Un país entre los recortes de 'Un Tigre de Papel' (sesión 25 de marzo)





El 25 de marzo los asistentes a  Nación audiovisual fueron testigos de la historia de la cultura y la política Colombiana de los últimos 40 años, por medio de la lente de LUIS OSPINA, con su documental "Un Tigre de Papel". 

Aquí un breve comentario




Un país de recortes en 'Un Tigre de Papel'

por: Carlos Alberto Campos Tapias


Pedro Manrique Figueroa caminaba por una calle cualquiera de Bogotá en tiempos en los que según cuentan, las juventudes participaban (años 60 y 70) con iniciativa propia ( o imitada), en todo cuanto los pusiera al tanto de los designios sociales, políticos y culturales de Colombia. Pero, tratándose de juventudes, participar era, en el mejor de los casos, expresar: expresar y rebelarse contra todo lo que les pudiera vulnerar la libertad y al mismo tiempo la esclavitud de haber nacido en un país tercermundista y colapsado como Colombia.

Pero en verdad, haber nacido en Colombia, era una ventaja para Pedro Manrique Figueroa y no solo para el; también lo era para tanto activista, poeta, teatrero, hippie y uno que otro libre pensador que por entonces dedicaba su existencia a exigirle a la sociedad que cambiara por el.

Y es que para este artista, introductor de la técnica del collage en el país, tener que vérselas con una realidad tan deforme y al mismo tiempo tan confortable para muchos (pues desde siempre ha existido el clientelismo político), era a lo mejor el motivo y la fuente de inspiración para desarrollar un arte y una vida hecha de recortes. Pedro Manrique Figueroa, a quien conocimos gracias al gran cineasta caleño, Luis Ospina (director, guionista, fotógrafo, documentalista....y cualquier cantidad de Manriquez Figueroas que quepan en la mentalidad de un colombiano de su época),se termina convirtiendo en el pretexto mejor elaborado para encarar durante casi dos horas esa parte de la historia colombiana que se inicia desde cuando la desigualdad se convertía en norma y la libertad se vestía de enemigo. Nada diferente de la Colombia de  nuestro tiempo. ¿o si?.


Puede parecer muy distinta la Colombia de 'Un tigre de papel', a la de ahora, como puede tenerse la impresión de que repetimos la historia; pero es en ese preciso momento en el que surge el documental, y solo el tiene la capacidad (y le concedemos la autoridad) de develar lo que sucede cuando a un artista le da por nacer en un país como Colombia (a ud le puede pasar como a mí: al revés. Siendo colombiano le da por volverse artista).

Ese país que algunos guardan en la memoria; y otros, por el contrario, en el corazón, es el que se apodera de la pantalla y se roba nuestra atención para luego pretender empeñarla y ver cuanto le pueden dar por un pedazo de Colombia. Eso si, de seguro le daremos algo, porque la nostalgia que despierta el falso documental de Ospina y la remembranza que seguiremos haciendo de Pedro Manrique Figueroa, un personaje ficticio de la realidad nacional, es capaz de llegar donde ninguna lección aprendida en las aulas de clase nos puede hacer llegar, si se trata de compararlo con esa "historia de verdades" que nos aprendemos sobre nuestro país, y que nos obstinamos en creer.

Basta ver  'Un Tigre de Papel' y dejar que quienes estuvieron tan cerca de Manrique Figueroa, se refieran a él como a "ese amigo al que le pasó algo...", que todos tenemos. Pero vaya amigos los que tuvo el artista del collage: Carlos Mayolo, Arturo Alape, Jaime Osorio, Jotamario Arbeláez, Vicky Hernandez y muchos más que se nos confunden y que también lo conocieron y que aprovecharon la lente de Luis Ospina para desquitarse contándole a las nuevas generaciones; y a las de los  sobrevivientes, el principio y el fin de nuestros sueños de identidad. Ese discurso revolucionario que se trasnocha y que camina por las plazas convencido que todavía hay gente que las habita. Ese discurso que se convierte en un mensaje transportado por un cuerpo que hace rato no conoce ni el  agua ni el jabón; ni el buen vestir, ni el buen vivir. Solo que  se es un artista por decisión propia y que su país de origen es la quinta república.

Vaya amigos los de ese Pedro Manrique Figueroa. Todos aprovechando su ausencia para poder contar sus anécdotas vistiendo de vergüenza a otro. Todos valiéndose de una mentira para poder contarnos algo que nos conviene saber de nuestro país, mas que cualquier verdad. Todos artistas nacidos en Colombia.




sábado, 15 de marzo de 2014

¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA DEL CARACOL? (sesión 18 marzo)


El pasado 18 de marzo de 2014, con la compañía de más de 20 colombianos, proyectamos con todo orgullo La estrategia del caracol, una película que siempre vale la pena volver a ver y de la que seguimos hablando luego de más de 20 años de su estreno; no está de más.

Esta fue la ocasión ideal para compartir con nuestros asistentes la obra maestra del colombiano Sergio Cabrera, justo un día antes del estreno de  su más reciente producción para televisión en  uno de los canales privados del país (Dr. Mata).

Luego de una breve exposición donde sembramos el interés en conocer su filmografía, y señalando algunos antecedentes de su etapa de formación intelectual, tuvimos la fortuna de compartir el entusiasmo que nos proporcionó la pantalla, con casi dos horas de una historia llena de verdades colombianas; llena de historias colombianas, que reconocimos cada vez que emergía un personaje.

 A medida que avanzamos descubriendo el cine colombiano, me pregunto y me respondo con satisfacción ¿qué es lo que tienen esas películas que se han vuelto únicas en la historia del cine nacional? ¿Cuál es la estrategia del caracol?, para ser más concretos.

Una producción que sale a la luz como las últimas promovidas por FOCINE y que pese a esto, también se enfrentó a todas las desventuras económicas a las que se puede exponer alguien que alimente la idea de hacer una película. Desventuras que terminan a medida que la película avanza en su producción, porque es y será mayor la satisfacción que una obra de este calibre le entregará a la humanidad; y es esa humanidad la que mantendrá viva la historia mientras exista pasión y memoria.

Esa misma humanidad que se ve reflejada dentro y fuera del inquilinato en el que se desarrolla la película y que las más grandes estrellas de la televisión colombiana tuvieron la oportunidad de personificar. Nada fue coincidencia para lograr el éxito de la película; actores de una época en que la grandeza se conseguía con el talento puesto en escena, más que con escándalos o vanalidades en los medios digitales: Frank Ramírez, Vicky Hernandez, Edgardo Román, Fausto Cabrera, Florina Lemaitre, Ulises Colmenares, Humberto Dorado, Victor Mallarino, Salvatore Basile, y muchos más que no alcanzo a  mencionar en esta lista.

Estos actores que pasaban magistralmente de la pantalla chica a la gran pantalla, le dieron vida a esta anti parodia de la sociedad. Digo anti parodia porque encontramos en la obra la manera más literal de retratar la lucha que se desata de las desigualdades sociales, frente a un Estado que parece un simple espectador de cualquier evento; desentendido y desinformado. Pero la gente, esa que se agrupa, se reúne, comparte y se puede poner de acuerdo, logra ir más allá que cualquier estado deforme, por no volver a decir desinformado. Esa es la gente que le entrega el inquilinato o mejor dicho la casa pintada a los que manejan las firmas, los apellidos y los billetes; quienes se quedan mirando con el asombro de no saber cómo pueden los pobres ser los dueños de un invento que no pudieron anticipar.

Con una atmósfera lograda con la fotografía de Carlos Congote (Congofilms), que se parece bastante a la atmósfera de la televisión, por el realismo y la sencillez narrativa de la iluminación, asistimos a una obra considerada por el mismo Sergio Cabrera como realismo mágico; una expresión que, en una de la muchas entrevistas que ha brindado, explica diciendo que lo que sucede en la estrategia del caracol, es decir, llevarse un inquilinato pieza por pieza, por medio de una grúa a otro lugar, es imposible en la realidad. Sin embargo, en el cine colombiano, lo que parece inverosímil se trabaja con tal minuciosidad para que pueda mostrarse, entenderse y volverse creíble para los espectadores, algo muy propio del cine latinoamericano en general.

Y es que todo está muy bien preparado en esta historia que reivindica la dignidad y las necesidades básicas de cualquier persona. La integridad, la vida y la familia son defendidas hasta el final. Llama a mi atención esa parte en la que Jacinto (el abuelo español, interpretado por Fausto Cabrera), le explica a Arquímedes (Ulises Colmenares) cómo reaccionar al momento de la explosión que tendrá lugar al abandonar definitivamente la casa, gracias a las cargas de dinamita que han instalado. Este detalle colma de realismo la escena y muestra la responsabilidad de hacer creíble una historia escrita para un público que puede entender las realidades del país; un público respetado. Algo que conoce muy bien el cine latinoamericano y en lo que le llevará ventaja de por vida al modelo hollywoodense.

Luego de 114 minutos y ante la aparición de los créditos en pantalla, un aplauso de los asistentes a la cuarta sesión de Nación Audiovisual, parece confirmar que existe algo llamado “cine colombiano” y nos da la motivación para seguir descubriéndolo.

Asistentes de la cuarta Sesión de Nación Audiovisual:  "La estrategia del Caracol"




Sesiones Realizadas en Nacion Audiovisual 2014











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