El cine es el acto creativo que
centra su existir en correr todos los riesgos posibles frente a una cámara, con
la ambición de susurrarnos, en la oscuridad de la sala, que es necesario darle
otra forma a la realidad, aun cuando nuestros ojos se retiren de la pantalla. Se
logra parecer tanto a la vida, que se
puede dar el lujo de no necesitar películas que lo comprueben. Por eso, hablar
de cine, o mejor, hacerlo, es pretender vivir de tantas formas posibles que se hace
insuficiente haber nacido solo una vez. Pariente, el primer largometraje del
santandereano Iván Darío Gaona, aprovecha su relato para impresionarnos con lo
insospechable de su creatividad en una producción destinada a extenderse y
sobrepasar su propia realidad.
Tomado de elespectador.com |
Luego de apostarle a
construir historias locales con tres de
sus cortometrajes previos: Los retratos,
El tiple, Completo, el cine del mundo -porque esto ya no sólo es
colombiano- ve nacer en Iván Gaona un nuevo autor, de la mano de La banda del
carro rojo Producciones. Comprometer su creación inicial con lo propio de su
tierra natal, Guepsa, Santander, hace posible compartir la identidad que le
atribuyen al séptimo arte quienes se concentran en analizar los géneros
cinematográficos, con la identidad y el amor por lo propio que el guionista y
director rescata en cada una de sus obras. Pariente se “saca a bailar” durante 115
minutos, el subgénero western con la graciosa sinrazón de la violencia
colombiana, dejando claro que en la vida ganar o perder gozan del mismo
privilegio cuando somos valientes para atrevernos a amar.
Pariente se
adentra en el paralelo que existe entre un triángulo amoroso de un municipio
santandereano, con la histórica violencia que las ciudades le adjudicaron al campo
colombiano, esta vez bajo el efecto del fenómeno paramilitar. Como en todo triángulo
amoroso, lo que ha fallado no es la lealtad sino quizá la comprensión; y, como
en la historia de Colombia, la sociedad pretendió serle leal a su nación sin
comprender el costo que tendría jugar a ser dios siguiendo los consejos del
diablo. En Pariente, los enemigos aprenden a ser sinceros para enfrentar la
amenaza de quienes imponen la ley a la fuerza.
Pariente es un nuevo gran
logro de la cinematografía colombiana. Desde el deleite que brinda ver a su
equipo actoral, mostrado a través de los grandes aciertos de su fotografía y la
siempre magnífica intervención musical de Edson Velandia, encontramos una
historia emocionante de principio a fin. Sus personajes nos invitan a
redescubrir las historias regionales colombianas, y todo el equipo que hizo
posible esta producción, vinculados desde hace algunos años a diversos
proyectos, son una gran prueba de que la industria audiovisual santandereana ya
no solo respira sino que también comenzó a caminar y promete no detenerse.
Tomada de Shock.com |