sábado, 15 de marzo de 2014

¿CUÁL ES LA ESTRATEGIA DEL CARACOL? (sesión 18 marzo)


El pasado 18 de marzo de 2014, con la compañía de más de 20 colombianos, proyectamos con todo orgullo La estrategia del caracol, una película que siempre vale la pena volver a ver y de la que seguimos hablando luego de más de 20 años de su estreno; no está de más.

Esta fue la ocasión ideal para compartir con nuestros asistentes la obra maestra del colombiano Sergio Cabrera, justo un día antes del estreno de  su más reciente producción para televisión en  uno de los canales privados del país (Dr. Mata).

Luego de una breve exposición donde sembramos el interés en conocer su filmografía, y señalando algunos antecedentes de su etapa de formación intelectual, tuvimos la fortuna de compartir el entusiasmo que nos proporcionó la pantalla, con casi dos horas de una historia llena de verdades colombianas; llena de historias colombianas, que reconocimos cada vez que emergía un personaje.

 A medida que avanzamos descubriendo el cine colombiano, me pregunto y me respondo con satisfacción ¿qué es lo que tienen esas películas que se han vuelto únicas en la historia del cine nacional? ¿Cuál es la estrategia del caracol?, para ser más concretos.

Una producción que sale a la luz como las últimas promovidas por FOCINE y que pese a esto, también se enfrentó a todas las desventuras económicas a las que se puede exponer alguien que alimente la idea de hacer una película. Desventuras que terminan a medida que la película avanza en su producción, porque es y será mayor la satisfacción que una obra de este calibre le entregará a la humanidad; y es esa humanidad la que mantendrá viva la historia mientras exista pasión y memoria.

Esa misma humanidad que se ve reflejada dentro y fuera del inquilinato en el que se desarrolla la película y que las más grandes estrellas de la televisión colombiana tuvieron la oportunidad de personificar. Nada fue coincidencia para lograr el éxito de la película; actores de una época en que la grandeza se conseguía con el talento puesto en escena, más que con escándalos o vanalidades en los medios digitales: Frank Ramírez, Vicky Hernandez, Edgardo Román, Fausto Cabrera, Florina Lemaitre, Ulises Colmenares, Humberto Dorado, Victor Mallarino, Salvatore Basile, y muchos más que no alcanzo a  mencionar en esta lista.

Estos actores que pasaban magistralmente de la pantalla chica a la gran pantalla, le dieron vida a esta anti parodia de la sociedad. Digo anti parodia porque encontramos en la obra la manera más literal de retratar la lucha que se desata de las desigualdades sociales, frente a un Estado que parece un simple espectador de cualquier evento; desentendido y desinformado. Pero la gente, esa que se agrupa, se reúne, comparte y se puede poner de acuerdo, logra ir más allá que cualquier estado deforme, por no volver a decir desinformado. Esa es la gente que le entrega el inquilinato o mejor dicho la casa pintada a los que manejan las firmas, los apellidos y los billetes; quienes se quedan mirando con el asombro de no saber cómo pueden los pobres ser los dueños de un invento que no pudieron anticipar.

Con una atmósfera lograda con la fotografía de Carlos Congote (Congofilms), que se parece bastante a la atmósfera de la televisión, por el realismo y la sencillez narrativa de la iluminación, asistimos a una obra considerada por el mismo Sergio Cabrera como realismo mágico; una expresión que, en una de la muchas entrevistas que ha brindado, explica diciendo que lo que sucede en la estrategia del caracol, es decir, llevarse un inquilinato pieza por pieza, por medio de una grúa a otro lugar, es imposible en la realidad. Sin embargo, en el cine colombiano, lo que parece inverosímil se trabaja con tal minuciosidad para que pueda mostrarse, entenderse y volverse creíble para los espectadores, algo muy propio del cine latinoamericano en general.

Y es que todo está muy bien preparado en esta historia que reivindica la dignidad y las necesidades básicas de cualquier persona. La integridad, la vida y la familia son defendidas hasta el final. Llama a mi atención esa parte en la que Jacinto (el abuelo español, interpretado por Fausto Cabrera), le explica a Arquímedes (Ulises Colmenares) cómo reaccionar al momento de la explosión que tendrá lugar al abandonar definitivamente la casa, gracias a las cargas de dinamita que han instalado. Este detalle colma de realismo la escena y muestra la responsabilidad de hacer creíble una historia escrita para un público que puede entender las realidades del país; un público respetado. Algo que conoce muy bien el cine latinoamericano y en lo que le llevará ventaja de por vida al modelo hollywoodense.

Luego de 114 minutos y ante la aparición de los créditos en pantalla, un aplauso de los asistentes a la cuarta sesión de Nación Audiovisual, parece confirmar que existe algo llamado “cine colombiano” y nos da la motivación para seguir descubriéndolo.

Asistentes de la cuarta Sesión de Nación Audiovisual:  "La estrategia del Caracol"




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