El pasado 18 de marzo de 2014,
con la compañía de más de 20 colombianos, proyectamos con todo orgullo La estrategia del caracol, una película que siempre vale la pena volver a ver y
de la que seguimos hablando luego de más de 20 años de su estreno; no está de
más.
Esta fue la ocasión ideal para
compartir con nuestros asistentes la obra maestra del colombiano Sergio
Cabrera, justo un día antes del estreno de
su más reciente producción para televisión en uno de los canales privados del país (Dr.
Mata).
Luego de una breve exposición
donde sembramos el interés en conocer su filmografía, y señalando algunos
antecedentes de su etapa de formación intelectual, tuvimos la fortuna de
compartir el entusiasmo que nos proporcionó la pantalla, con casi dos horas de
una historia llena de verdades colombianas; llena de historias colombianas, que
reconocimos cada vez que emergía un personaje.
A medida que avanzamos descubriendo el cine
colombiano, me pregunto y me respondo con satisfacción ¿qué es lo que tienen
esas películas que se han vuelto únicas en la historia del cine nacional? ¿Cuál
es la estrategia del caracol?, para ser más concretos.
Una producción que sale a la luz
como las últimas promovidas por FOCINE y que pese a esto, también se enfrentó a
todas las desventuras económicas a las que se puede exponer alguien que
alimente la idea de hacer una película. Desventuras que terminan a medida que
la película avanza en su producción, porque es y será mayor la satisfacción que
una obra de este calibre le entregará a la humanidad; y es esa humanidad la que
mantendrá viva la historia mientras exista pasión y memoria.
Esa misma humanidad que se ve
reflejada dentro y fuera del inquilinato en el que se desarrolla la película y que las más grandes estrellas de la
televisión colombiana tuvieron la oportunidad de personificar. Nada fue
coincidencia para lograr el éxito de la película; actores de una época en que
la grandeza se conseguía con el talento puesto en escena, más que con escándalos
o vanalidades en los medios digitales: Frank Ramírez, Vicky Hernandez, Edgardo Román,
Fausto Cabrera, Florina Lemaitre, Ulises Colmenares, Humberto Dorado, Victor
Mallarino, Salvatore Basile, y muchos más que no alcanzo a mencionar en esta lista.
Estos actores que pasaban
magistralmente de la pantalla chica a la gran pantalla, le dieron vida a esta
anti parodia de la sociedad. Digo anti parodia porque encontramos en la obra la
manera más literal de retratar la lucha que se desata de las desigualdades
sociales, frente a un Estado que parece un simple espectador de cualquier
evento; desentendido y desinformado. Pero la gente, esa que se agrupa, se reúne,
comparte y se puede poner de acuerdo, logra ir más allá que cualquier estado
deforme, por no volver a decir desinformado. Esa es la gente que le entrega el
inquilinato o mejor dicho la casa pintada a los que manejan las firmas, los
apellidos y los billetes; quienes se quedan mirando con el asombro de no saber cómo
pueden los pobres ser los dueños de un invento que no pudieron anticipar.
Con una atmósfera lograda con la
fotografía de Carlos Congote (Congofilms), que se parece bastante a la atmósfera de la televisión, por el realismo y la sencillez narrativa de la iluminación,
asistimos a una obra considerada por el mismo Sergio Cabrera como realismo
mágico; una expresión que, en una de la muchas entrevistas que ha brindado, explica
diciendo que lo que sucede en la estrategia del caracol, es decir, llevarse un
inquilinato pieza por pieza, por medio de una grúa a otro lugar, es imposible
en la realidad. Sin embargo, en el cine colombiano, lo que parece inverosímil se
trabaja con tal minuciosidad para que pueda mostrarse, entenderse y volverse creíble
para los espectadores, algo muy propio del cine latinoamericano en general.
Y es que todo está muy bien
preparado en esta historia que reivindica la dignidad y las necesidades básicas
de cualquier persona. La integridad, la vida y la familia son defendidas hasta
el final. Llama a mi atención esa parte en la que Jacinto (el abuelo español,
interpretado por Fausto Cabrera), le explica a Arquímedes (Ulises Colmenares)
cómo reaccionar al momento de la explosión que tendrá lugar al abandonar
definitivamente la casa, gracias a las cargas de dinamita que han instalado. Este
detalle colma de realismo la escena y muestra la responsabilidad de hacer creíble
una historia escrita para un público que puede entender las realidades del país; un público respetado. Algo que conoce muy bien el
cine latinoamericano y en lo que le llevará ventaja de por vida al modelo
hollywoodense.
Luego de 114 minutos y ante la
aparición de los créditos en pantalla, un aplauso de los asistentes a la cuarta
sesión de Nación Audiovisual, parece confirmar que existe algo llamado “cine
colombiano” y nos da la motivación para seguir descubriéndolo.
Asistentes de la cuarta Sesión de Nación Audiovisual: "La estrategia del Caracol"
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